DARWINISMO, UNIVERSIDADES Y DESPACHOS URGENTES Oficinas de «El Globo, diario ilustrado». Calle San Agustín, 2. Madrid. A la atención de don C. Borguilla Pérez, redactor. Querido Claudio: Compongo estas líneas con el dolor todavía fresco en el pecho. Soy consciente de estar abusando de la amistad que nos une, pero, con la muerte de Augusto, me corroe la angustia ante la idea de ver desaparecer, con los años, la verdad… ¡Cuánto luchó! ¡Y cuánta traición! Siendo redactor en «El Globo», te veo en posición de encontrar la forma de publicar la vida de este buen amigo que nos deja, y hacerle justicia. Como bien sabes, Augusto González de Linares fue siempre, para mí, hermano, maestro y modelo de imitación. Debo prevenirte, mi buen Claudio, que, de seguir adelante, quizá enfrentéis represalias de quienes eran, por aquel entonces, ministro de fomento, rector de la universidad… y arzobispo de Santiago de Compostela. Dicho esto, dejo a merced de tu decisión este manuscri